Durante la inauguración en Zaragoza (centro-este) de la nueva sede de
Araclon Biotech -empresa biotecnológica de origen español y participada
mayoritariamente por la multinacional Grifols-, se dio a conocer el
comienzo de estas pruebas.
La empresa trabaja en el desarrollo de nuevas terapias y métodos de
diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas, principalmente la
enfermedad de Alzhéimer, una dolencia para la que tiene muy avanzado un
test de diagnóstico temprano, y ha comenzado ya la fase clínica de la
vacuna, según su director científico, Manuel Sarasa.
En una primera fase, que finalizará a lo largo de 2015, ya que dura
aproximadamente un año y medio, se analizará la tolerancia hacia el
producto, es decir, su toxicidad y no tanto su efectividad, señaló
Sarasa, quien evitó poner fecha a una vacuna contra el alzhéimer.
Durante la siguiente fase se probarán diferentes dosis, en función de
si se ha estimulado o no el sistema inmunitario de aquellos a los que
se ha inyectado el fármaco, y se elaborarán varios protocolos.
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